Usted está visualizando el sitio antiguo de la Intendencia de Aysen actualizado hasta el 14 de julio del 2021. Para acceder al nuevo sitio institucional debe ingresar en este link

Menú Principal
21 de abril de 2018

Trabajadora coyhaiquina celebró sus 95 años rodeada del cariño de su familia y autoridades regionales

Catorce hijos, una cincuentena de nietos, 117 bisnietos e incontables tataranietos conforman su descendencia.

Primera autoridad regional llegó a saludarla y destacó su entereza y valores.

Es muy probable que no todos los días del año haya un adulto mayor en nuestro país que cumpla 95 años, de modo que la celebración del cumpleaños de Ángela Pérez tiene para ella y su familia un enorme significado: la matriarca goza de muy buena salud física y mental y, como si ello no bastara, trabaja. Y no trabaja bajo techo disfrutando del abrigo de una buena calefacción, sino que lo hace a merced de las inclemencias del frío patagón, en las calles de Coyhaique.

Cada mañana Ángela sale de su casa en la población Almirante Simpson, su primera parada es frente a los Bomberos, desde allí inicia su recorrido por calles y avenidas, hasta llegar a su destino en la puertas del supermercado. Lleva sus verduras y mermeladas, pero también carga con una historia de vida de sacrificio y lucha contra la adversidad; y sobre todo, lleva consigo un tratado de vivencias que la han hecho experta en cómo ganarle a la vida, sin desfallecer ni rendirse. Un ejemplo para su familia, las actuales y futuras generaciones.

Ángela Pérez –nacida en Dalcahue en 1923– solo tiene un apellido, a la usanza de antaño, cuando llevar tantos nombres y apellidos carecía de toda importancia. Como muchos de sus coterráneos chilotes, llegó a Coyhaique en 1942, cuando el sol escaseaba y llovía sin cesar, tal como este sábado 21 de abril, día elegido por su familia para celebrarle su cumpleaños en medio de los contrafuertes de El Claro, en un ambiente colmado de cariño y admiración; de buenos olores y sabores provenientes de la cocina que sus descendientes se encargaron de proveer con sus mejores recetas, incluidos cuatro corderos al palo.

En un ambiente familiar de respeto y devoción por una mujer de aspecto frágil que asegura que a su longeva edad lo suyo sigue siendo el trabajo, y que no dejará de vender sus verduras y mermeladas, aun cuando ya no necesita mortificarse como lo hizo desde que tenía 32 años, para criar a los 14 hijos que llegó a tener, de los cuales ya ha partido la mitad.

Una de sus nietas cuenta con un nudo en la garganta que han hecho de todo para convencerla que deje de trabajar, incluso, le han quitado la lana y los husos, pero ella insiste en continuar retorciendo y devanando, hilando en la rueca. A Ángela no es llegar y recluirla en su casa, ella es una luchadora a la que le gusta ganarse el pan con sus manos y pulmones.

Su hija Bernardita relata que su madre tiene claro que ambas podrán vivir juntas, como lo hacen, pero cada una en lo suyo. Esa determinación ha caracterizado toda su vida, desde que se radicó en los alrededores de la ex Estancia Cisnes, y luego en las cercanías de la Escuela Agrícola. “Cuando yo era niña la acompañaba a vender berros y frutillas, nunca nos dejó solos, por eso me emociona festejarla, jamás imaginé que la vería cumplir 95 años”, reflexiona Bernardita.

Misma emoción que compartió la Intendente Geoconda Navarrete al hacer uso de la palabra como invitada a la celebración. “Daría la mitad de lo que tengo por tener a mi madre conmigo, la perdí siendo muy joven, por eso siento una gran alegría de ver a la señora Ángela cumpliendo 95 años, rodeada del cariño de su inmensa familia”, dijo la primera autoridad regional.

En la ocasión, la Intendente de Aysén relevó los valores que sustentan a la familia y destacó la figura de Ángela como representativa de la dignidad humana.

Pasadas las nueve de la noche del sábado no paraba de llover en El Claro, los corderos se cocinaban a fuego lento, mientras los besos y abrazos de una familia vasta y cariñosa se multiplicaban en las mejillas y espalda de Ángela, una trabajadora longeva e incansable de Coyhaique.