Publicada en la edición impresa de Diario El Divisadero el 17 de Junio de 2016

Es un hecho significativo el que este miércoles haya sido en Santiago la invitación por parte de la Presidenta de la República a representantes de diversas regiones  del país, para firmar el proyecto de ley que termina con las diferencias injustas entre las regiones en el costo de la energía eléctrica.

Y es significativo cuando sabemos que hoy, por ejemplo, la región Metropolitana demanda el 45% del consumo de energía eléctrica en el país, pero sólo aporta el 4%, y además tiene uno de los menores costos kilowatt/hora.

Por ello, equiparar entre regiones las condiciones de calidad de vida es una tarea permanente y que paso a paso van tomando realidad aquí y ahora. Es decir, este anuncio del 21 de mayo de 2015, que se comienza a cumplir hoy, es un alivio para los bolsillos de las familias aiseninas, ello mientras otras materias como la Gratuidad en Educación, la justicia de tributar de acuerdo al nivel de ingresos o tener la oportunidad histórica de ser partícipes de poner nuestra voz individual y colectiva en una nueva Constitución, ya están en marcha.

Equidad es respeto, equidad es justicia, y principalmente una manera de instalar una nueva mirada sobre el país que queremos y que debemos ser, con base en el concepto solidario donde las cargas y los beneficios se distribuyen cada vez de manera más equitativa.

Y en Aysén hemos avanzado sostenidamente en este concepto a través de la política habitacional destinada a viviendas sociales, las que hoy cuentan con más espacios, mejor aislamiento térmico y con mayor calidad. Porque la justicia e igualdad no son sólo conceptos, sino rostros de mujeres, hombres y niños, quienes con su esfuerzo y trabajo hacen crecer al país.

Y este jueves también hemos dado otro paso hacia la equidad profunda, al lanzar el programa de participación ciudadana, instancia que permitirá a la región de Aysén y otras cuatro regiones “piloto”, fortalecer las políticas públicas gracias a la permanente y decidida participación de sus organizaciones, y cómo ellos quieren relacionarse con los gobiernos.

Sin aspavientos artificiosos es justo pensar que en paralelo a estos avances del «aquí y ahora» son parte de esa mirada de Equidad las transformaciones del Chile profundo que estamos desarrollando y que, probablemente, no tiene un intento del impacto inmediato y automático, más bien es donde apuntamos a un legado de equidad sostenible para que las generaciones de chilenos y chilenas que nos sucedan, sean los que valoren en su plena magnitud ese Chile y ese Aysén que estamos entre todos y todas construyendo hoy.